El Chiringuito de la Playa

Pocos sitios de la costa occidental de Cantabria, acumulan tanta magia como la playa de Marzán en Cuchía.
En estos arenales, resguardados de la traicionera barra suancina, se esconde, en el extremo de las dunas de Solvay, el fin y la paz de la "Honor de Miengo".
En otros siglos, esta playa fue puerto exportador de tejas y de las sales que dieron tanta prosperidad a una de las seis repúblicas de estas tierras de behetría, cuna de nobles armas y prestigiosos hidalgos que sólo rendían cuantas al Rey.
Hoy, este remanso de paz, es lugar de recreo donde los niños disfrutan de unas olas inocentes, carentes de resaca y, donde los mayores, gozan de las vistas y el devenir de los barcos llegando de arribada por la ría de San Martín de la Arena.
Hace muchos años, más de medio siglo, una cudonense que vivía en el "barrio de la gándara", la señora Josefa Villegas, auxiliada por un vecino del pueblo de Cudón, Agustín, "El Pocero de Cudón" que, a base de meter tubos y más tubos en el fondo de la arena, encontraron, por fin, el agua necesaria para despegar el proyecto.
Con estos modestos inicios arrancó este sueño en este discreto y privilegiado ricón de la mar de Castilla, descubierto por cuantos seres sensibles pasaban por esta geografía que, guardando en su mente, celosamente, esta esquina del cantábrico y sin dar ninguna publicidad, hicieron un lugar de descanso durante bastantes años; entre los muchos personajes que pasaban etapas estivales en esta terraza, podemos citar a el padre del famoso cantante de fama internacional, Dr.Julio Iglesias Puga.
Este testigo lo ha recogido unos empresarios de la alta escuela de hostelería Torrelaveguense, una simpática pareja, Fito y Susana, que, enamorándose del incomparable marco, comprendieron el concepto del lugar y, respetando la esencia de su creadora, han dado un alto nivel a esta maravillosa playa de arena fina, contribuyendo con la amabilidad que les distingue y la profesionalidad que les caracteriza, este cacho de tierra, anexo a el proyecto: "Ciudad del Cine", dotando a su bar restaurante, recostado y confundido en la ladera de la montaña de unas instalaciones artesanales: mesas de madera, palmeras... en perfecta sintonía con el entorno.
Pocos sitios de la costa española se puede encontrar a pie de playa con la categoría de este chiringuito y, que añadido al paisaje propio y típico de la montaña pegada al mar, se convierte su visita, muy recomendada, para el turista en una EXPERIENCIA INOLVIDABLE.

Javi Balbontín

lunes, 13 de agosto de 2012 a las 10:04