Canciones, poesías ... de Fuentes de Carbajal por Juliana González
CANCIONES, POESÍAS, ROMANCES, ETC...
Esto lo aprendí de mi madre, siempre por navidad, si tenía humor lo cantaba para que lo aprendiéramos dice así.
Camina la Virgen Pura camina la Virgen Pura por el riego de ribera con la barriga en la boca con la barriga en la boca preñada del verbo eterno la acompaña San José la acompaña San José que la sirve de consuelo Señora si vas cansada señora si van cansada pronto llegamos al pueblo al pueblo ya hemos llegado al pueblo ya hemos llegado no está en casa el mesonero preguntan si había posada para la reina del cielo para tan alta señora para tan alta señora no hay en mi casa aposento sólo si hay un portalillo sólo si hay un portalillo donde da el agua y el viento a eso de la medianoche a eso de la medianoche toda la gente en silencio cantaban los pajaritos cantaban los pajaritos que ha nacido el verbo eterno reclinado en un pesebre reclinado en un pesebre entre unas pajas envuelto donde la mula le da coces donde la mula le da coces la vaca le daba aliento ¡OH! maldita seas mula ¡OH! maldita seas mula de ti no veré provecho ¡OH! bendita seas vaca ¡OH! bendita seas vaca de ti ternero y ternera.
Este villancico lo aprendí de mi abuelo Julián, cantaba mal pero yo le mandaba que me lo cantara para aprenderlos. Yo soy un pobre gitano que vengo de y al niño de Dios le traigo un gallo quiriqui.
Y al niño Jesús vamos a ofrecer oro, incienso y mirra que le estará bien.
Yo soy un pobre gallego que vengo de mi Galicia y al niño de Dios le traigo lienzo para una camisa.
Y al niño Jesús vamos a ofrecer oro, incienso y mirra que le estará bien.
Estas poesías las aprendí en la escuela con Feli de la Fuente que fue una gran maestra de la que guardo un grato recuerdo.
¿Quieres Cándida saber quién es la niña mejor? pues medita con amor lo que ahora vas a leer. La que es dócil y obediente, la que reza con fe ciega, la que canta, la que juega con abandono inocente, la que aprende con anhelo como se borda un pañuelo, como se escribe una carta, la que no sabe bailar y sí rezar el rosario lleva en el cuello un escapulario en vez de un collar, la que llena de candor canta y ríe con nobleza, trabaja, obedece y reza esa es la niña mejor ¿quieres saber Candidita? tu que aspiras al cielo cual es el perfecto modelo de cristiana jovencita, la que a Dios se va acercando y sabe que no es desdoro después de bordar en oro ponerse hacer la cena.
ROMANCE DE ROSALINDA
A las puertas del palacio de una señora de bien, llega un lindo caballero corriendo a todo correr. Como el oro es su cabello, como la nieve su tez, sus ojos como dos soles y su voz como la miel. Qué Dios os guarde señora, caballero a vos también, ofrecerme un vaso de agua que vengo muerto de sed, tan fresca como la nieve caballero os la daré que la trajeron mis hijas a punto de amanecer ¿Son hermosas vuestras hijas? como un sol de Dios las tres, decidme como se llaman, si en ello gusto tenéis. La mayor se llama Elena, la segunda Isabel y la más pequeña de ellas Rosalinda la nombre. Decid a las tres que salgan que las quiero conocer, la mayor y la mediana a punto aquí las tenéis, Rosalinda, caballero, ruega vos la perdonéis por vergüenza y cobardía no quiere dejarse ver. Lindas son las dos que veo, lindas como un clavel pero más linda será la que no se deja ver. A las puertas del palacio de la señora de bien llegan siete caballeros, siete semanas después. Preguntadme caballeros que yo sabré responder, tres hijas como tres rosas nos han dicho que tenéis y la más pequeña de ellas sin temor nos la entreguéis que a los palacios reales va a casarse con el rey.
EL NIÑO Y LA NORIA
Si no aprendes bien la lección, le dijo a un niño su abuela, te sacaré de la escuela para tirar de una noria. No sé sí atendió a la riña pero al domingo siguiente, paseando el inocente por una fértil campiña, vio por una valla o puerta un burro tirando de una noria que sacaba el riego para una huerta, quedase con atención viendo el rudo trabajo y se dijo por lo bajo ese no ha sabido la lección.
LA ABUELA Y EL NIÑO
Por oírle contar una historia con su abuelita acostábase Eduardito. Hoy te voy a contar, dijo la abuela, la historia de dos tiernos pajarillos y a no interrumpirme; cuando acabe un beso te daré sí estás dormido. Dos hermosos jilgueros, una tarde deliciosa de abril, con dulces trinos... ¿qué son trinos abuelita? son los cantos con que se hablan de amor los pajarillos ¿también se aman los pajarillos? no hay duda. Qué allá en lo oculto de su blando nido... ¿y qué es nido abuelita? es un palacio que los pajarillos forman con aliño de pajitas y lana ¡Ah! ¿qué me dices? que ya lo verás ¿Cuándo? el domingo, cuando vayamos de paseo al huerto que, en las ramas bajitas de un espino mecido por el viento, se que hay un nido donde tu puedes alcanzar con la mano hay que gusto y ¿es grande? he de cogerlo no Eduardito, no que es la cama del pájaro y no debes robarlo que después se muere de frío mas... volvamos al curso de la historia y no me hagas perder de nuevo el hilo. ¿cuál hilo abuela? di ya de ninguno que otra vez nos volvemos a los trinos de la tarde de abril... ahora recuerdo, les hablaban de amor, eso ya estaba dicho pues bien, de la floresta, en un sombrío, entre ramas les hablaban de amor a sus hijitos ¿hijos tienen los pájaros? ¡Ah! dime ¿cómo son? ¿dónde están? no los he visto. Pero podrás callar, ya he callado; no sabes con hablar lo que te pierdes era un cuento de pájaros lindísimo pero tu a cada paso me interrumpes. No quiero contarlo, he concluido. No abuelita no, dime ya que hacían. Dormir, con su canción a sus hijitos, duerme hijo mío, duerme en mis brazos. Al poco rato, durmieron los dos, abuela y niño y el cuento se quedó para otra noche y yo haciendo propósito de oírlo.
ELEJIA
No fue una reina de las Españas fue la alegría de una majada trece años cumple para la Pascua la cabrerilla de casa blanca su pobre made sola la manda todas las tardes a la majada. Lleva ropillas lleva viandas y trae jugosa leche de cabra vuelve de noche porque es muy larga porque es muy dura la caminata para un asnillo que apenas anda que miedo lleva pero lo espanta con el sonido de sus tonadas canta de miedo con miedo canta son tan profundas las ondonadas y tan espesas todas las matas son tan horribles las noches largas cuando aullando vayan lobas paridas por las cañadas con unos ojos como las brasas pero aún despierto zagal de cabras que cumple trece para la pascua no se, con ella lo que le pasa que algunas veces al contemplarla se queda trémula su cara pálida y entre sus párpados tiemblan dos lágrimas cuando ella viene con la vianda le da más gusto le da más ansia le da más pena cuando se marcha que llorando queda sobre la manta sin que lo sepan los de la majada. Nadie ha sabido que la regala dijes y cruces de alcarabaca de bien pulido cuerno de cabra ¿Quién nunca había visto desdicha tanta? la cabrerilla de casa blanca por fieros lobos, ¡Ay! devorada, sangre en las peñas sangre en las matas la Virgencita destrozada rota en mechones y ensangrentada, los zapatitos, las pobres sayas todas revueltas y desgarradas la caballera presa en las matas ¡Ay! Virgencita de casa blanca ¡Ay! cabrerillo de la majada loca la madre que miedo daba de oír los rayos de sus miradas de oír los timbres, de sus palabras. Ya vienen hombres con unas andas con unos paños con unas sábanas los despojitos en ella guardan y se lo llevan al Campo Santo de casa blanca y el cabrerillo nadie lo llama pero camina tras de las andas mirando a todos con la mirada de herido pájaro que en torno vaga. Su padre silva su padre llama porque el muchacho deja las cabras junto a las siembras abandonadas y en los jarales ocultas pasa, tardes enteras largas mañanas ¿Qué es lo que hace? ¿Porqué se guarda? pues es que a solas las horas pasa, pule que pule taja que taja llora que llora, ciego de rabia, que dos finas prepara de bien pulido cuerno de cabra porque una noche quiere llevarlas al Campo Santo de casa blanca EL AMO Y LA CRIADA
Hizo comprar Don Andrés tres libras de carne a Inés y como faltaron dos exclamó: bueno por Dios. Ella echó la culpa al gato y él por ver si era comida, en una balanza puso el gato y el ingrato sólo pesó libra y media moraleja: al amo listo, avisado nunca le engañó un criado.
MI VAQUERILLO
He dormido esta noche en el monte con el niño que cuida mis vacas y en el valle tendió para ambos el rapaz, su raquítica manta y se quiso quitar, pobrecillo, su blusilla y hacerme una almohada, una noche solemne de junio una noche de junio muy clara. Los valles, dormían los bueyes, cantaban sonaba un cencerro rumiaban las vacas una luna de luz amorosa profanando la atmósfera diáfana que inundaban los cielos tranquilos de dulzuras sedantes y cálidos que noches, que horas, que auroras, para hacerse de acero los cuerpos, para hacerse de oro las almas, pero el niño, qué solo dormía me daba una lástima... recordar que en los campos desiertos ¡tan solo pasaba las noches de junio! rutilantes, medrosas, calladas y las noches de turbio febrero, tan negras, tan con lobos y carabios con vientos y aguas recordar que dormido pudieran pisarlo las vacas morderlo los lobos comerlo las águilas. Vaquerito mío, cuán amargo era el pan que te daba, yo tenía un hijito pequeño, hijo de mi alma, que jamás no tendía mi mano sin cogerle su cara al rayar el alba, le dije: despierta mi mozo que ya viene el alba y hay que hacer una lumbre muy grande y un almuerzo muy rico y a la noche dejas las vacas y vas para tu casa San Antonio bendito las guarde y al otro día te pasas por casa, porque ya eres grande, y te quiero aumentar la soldada.
EL NIÑO Y EL GATO
Un chiquillo nada pillo merendando se recreaba saboreando su tajada de salchicha y blanco pan un gatucho algo ducho presintiendo que bien huele va corriendo junto al nene y le sigue con afán se menea de mil modos se arquea y alza el lomo de amistad y de más qué gatito tan bonito que cariño por mi tiene dice el nene y le ofrece la salchicha al perillán sin meneos, sin rodeos nuestro gato corre y salta y el ingrato sin dar gracias va corriendo hasta el desván ¡Ah! gran pillo el chiquillo le grita mi salchicha y no yo te atrae a mi lado con afán
LA NIÑA Y SUS PADRES
Un pescador, vecino de Bilbao cogió, yo no se dónde, un bacalao ¿Qué vas hacer conmigo? el pez le preguntó con voz llorosa, te llevaré a mi esposa y ella con pulcritud y ligereza te cortará del cuerpo la cabeza luego, consultaré con un amigo y si me da por ti maravedíes te iras con él a recorrer países ¡sin cabeza hay de mi! dijo el pescado y repuso discreto el vascongado ¿Por esa pequeñez te desazonas? pues hoy viajan así muchas personas. (esto lo aprendí en la escuela)
LAS MIRADAS DEL NIÑO JESUS
No se que tienes tus ojos ¡OH! Jesús mi tierno infante que al verlos en este instante siento arder mi corazón mírame niño querido con tus ojitos tan bellos ¡Ah! si me miras en ellos ¿Cómo consolarme yo? Dónde pones los ojitos me han dicho que nacen flores
¡OH! si me miras en ellos ¿Cómo consolarme yo? Dónde pones los ojitos me han dicho que nacen flores
¡OH! niño de mis amores ponlos y ponlos en mí y con las flores que nazcan formaré yo un aceitito para ti, Jesús bendito niño amado, para ti.
Lo siguiente es una copla, que así lo llamábamos cuando sucedía algo como por ejemplo, este relato. Soy una pobre mujer abandonada y perdida, no tengo padre ni madre soy una paria de la vida.
Con dos gemelos en brazos, que tengo que mantener, mendigo de puerta en puerta, para darles de comer.
Por el mundo voy, errante, sin rumbo, ni dirección, pregonando la desgracia de mi triste perdición.
Válgame, el cielo divino que desgraciada nací, cuando tenía cinco años mi pobre madre perdí.
Sirviendo de casa en casa mi juventud la pasé, hasta que a un hombre ingrato mi corazón le entregué.
Con promesas y caricias el canalla me engañó y cuando iba a ser madre el traidor, me abandonó.
Se marchó para su pueblo diciendo que iba a arreglar, los papeles y los trajes para podernos casar.
Mil duros que yo tenía con arte me lo llevado y a cuenta de ese dinero con otra se ha casado.
Al saber que era casado, vengar mi honra juré y en busca de se hombre por el mundo me marché.
Al cabo de quince días al pueblo pude llegar dónde, aquel hombre canalla se acaba de casar.
A la salida del cine una noche le encontré y con los niños en brazos a sus plantas me arrojé.
Detente, grite llorando, y no te duelas de mi duélete de estos tus hijos que le avergüenzan de ti.
Yo a ti no te conozco, le contestaba el infame, ni tampoco a esos dos niños quítate pronto de delante.
Policía, por favor, detengan a este mujer porque dicen que está loca y me quiere comprometer.
Llena de ira y coraje sobre él se abalanzó y una navaja albaceteña en el pecho se la clavo.
Al suelo cayo herido y agonizando exclamó: te perdono pues comprendo que yo fui tu perdición.
Jueces y tribunales perdonad a esta mujer estos niños son mis hijos pues, yo fui quién la engañé.
No me importan tus palabras ni tu mezquino perdón lo que importa en la vida es la traición de un amor.
Yo, a la justicia me entrego para que de mi dispongan pues he matado a un hombre que se burló de mi honra.
Aquí mocitas solteras que esto os sirva de ejemplo, no hagáis caso de los hombres que todos son embusteros no creáis en sus promesas, ni en sus falsos juramentos que la honra, si se pierde, no se compra con dinero.
ORACIÓN
En el monte, murió Cristo Dios y hombre verdadero no murió por su pecados que, murió por los ajenos bien clavado está en la cruz con grandes clavos de acero. Padre mío de mi alma ¡OH! dulce manso cordero yo soy este pecador que tan ofendido os tengo perdonadme, gran señor que vuestras ofensas merezco porque Dios es infinito y el santísimo sacramento y en la hostia consagrada se celebra vuestro cuerpo y a vos, Virgen Soberana, este rosario os ofrezco para que descanse y goce en el reino de los cielos. Amén.
ORACIÓN
El día de jueves santo salió Cristo de ronda con una hebilla blanca y pañuelo de mil colores. Llamó a la puerta del alba y el alba no le responde, responde querida mía, querida de mis pasiones, que por ti, subí a los cielos y por ti, me hice hombre y por ti, he de pasar las tinieblas de esta noche. En el medio de la iglesia hay un monumento armado en el medio el monumento hay un pendón encarnado la sangre que de él caía, caía en un cáliz dorado, el hombre que la bebiera sería bienaventurado, en este mundo sería rey y en el otro coronado. El que la sabe y no la dice Jesucristo le maldice. El que la oye y no la aprende Jesucristo le reprende. Recuerdos por Juliana González
martes, 29 de septiembre de 2009 a las 17:34
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La vida en Fuentes de Carbajal por Juliana González
LOS CARNAVALES EN FUENTES DE CARBAJAL.
En los carnavales la gete hacía carnaval aunque estaba prohibido, pero en los pueblos nadie decía nada y esos días por la tarde fiesta. El lunes de carnaval sacaban los torreznos los quintos que se tallaban aquel año y luego invitaban a las mozas y tenían merienda; los niños y niñas nos vestíamos de carnaval con lo que pillábamos en casa y a pedir por las casas. Llamábamos y luego cantábamos y salían los de casa. La canción decía así: Aquí está la estudiantina de Fuentes de Carbajal sacando los torreznos el lunes de carnaval. Vivan y revivan los amos de casa y también los niños que los torreznos sacan.
Si nos daban decíamos: estas puertas son de pino aquí vive un buen vecino
Y si no nos daban, lo contrario:
estas puertas son de palo aquí vive un gran marrano.
Nos daban patatas, chorizos, huevos, cada cual lo que tenía. Los mayores de la cuadrilla hacían la tortilla, llevábamos de casa el plato, pan y cubierto y a comer; lo pasábamos bien. Las mozas se disfrazaban de carnaval con rodaos de estameña, amarillos o rojos y pañuelo de Manila y otras de neveras con vestido negro y cosían motas de algodón en rama; algunas veces hacían hasta boda, recuerdo un año que la novia Primi y el novio Máximo, hermano de José del Río, que es alto y ella bajita , les llevaban en un carro, tiraban de él tres o cuatros burros, corrían todas las calles del pueblo. Y cantaban así esto versos.
El martes de carnaval de gitana me vestí y en un gran salón de baile a mi novio perseguí gitana mía, gitana gitana mía por Dios dime la buena ventura las suerte que tengo yo. Tengo dos comprometidas, comprometidas las dos, la una es alta y morena la otra rubia como el sol. No te cases con la rubia que serás un desgraciao cásate con la morena y serás afortunao.
Se reunía la gente en el juego pelota, hoy plaza del pueblo, allí se hacía de todo, pasábamos la tarde fenomenal hasta que no había sol. Después de cenar había baile y un señor hacía de usarapa se vestía con una sábana blanca llevaba dos luces en la frente, los ojos pintados de rojo, llevaba arrastrando unas cadenas, arrastrando por el suelo unas uñas largas y negras y al entrar en el salón apagaban las luces y vaya miedo que pasábamos; gusta verlo pero imponía y el paisano metía mano a la que pillaba así, se pasaban los carnavales. Recuerdo una hazaña que hicieron mi hermana Pili, que Dios tenga en la gloria, y chencha, entraron en casa de la madre de Eleuteria, no había nadie en casa, la cogieron el puchero del cocido que tenía a la lumbre, lo sacaron a las eras y las dos bailaban alrededor de los garbanzos al momento, llegó ella y aumentó la fiesta. Se puso a bailar con ellas, la gustaba mucho la juerga, lo celebró mucho no la pareció mal, los garbanzos no se como estarían a la hora de comer porque, un poco si que le cortaron la ebullición, seguro que no paso nada los comerían como fuera y suerte que tuvo que no la sacaron el chorizo, si lo tenía, porque entonces estaban contados para los días de fiesta como comer fideo, porque si te ponías ropa nueva luego era muy corriente decirte ¡amigo hoy tienes ropa de comer fideo! porque el resto de los días era de miga de pan, pero por esto nos poníamos fuertes y resistíamos bien para enredar; porque gracias a Dios bien que nos explotaron, entonces éramos todos por igual así que, mal de muchos consuelo de tontos y tan contentos.
Otra costumbre en Carnaval: Cuando una pareja de novios se casaban en época de carnaval o en fechas próximas, los llevaban en palio; lo hacían con un colcha de la cama, ya usada, la ponían cuatro palos a los extremos y ya esta el palio, se metían los novios debajo y los padrinos lo llevaban. Las mujeres casadas se vestían con mantos de estameña de colores y un pañuelo del ramo bordado preciso; contrataba a un señor de Carbajal, Pepe Solo, que tocaba el tambor y la pipa y al son de la música bailaban. Mi madre era una del grupo. También hacían el árbol, era un palo un poco grueso, alto, le ponían unas cintas de colores y al son de la música bailaban y a la vez lo iban trenzando hasta el final, era bonito, luego los de la boda los invitaban a unos dulces. Así que, ese día fiesta para todos, se cantaban los pajarcitos, eso ya se acabó, los chavales íbamos a la ventana a escuchar, nos conformábamos con el olor. Entonces si el novio era forastero, de otro pueblo, tenía que pagar el piso, daba a los mozos vino y tabaco y eso era porque les llevaba una moza del pueblo.
LA CUARESMA
En cuaresma no había baile los domingos porqué entonces era pecado pero, sí que había vía crucis todos los días y rosario y cuando tocaba la campana todos a la iglesia; pero cuando fuimos un poco mayores rompimos la tradición, era aburrido, y ya teníamos baile toda la cuaresma sólo, hasta el domingo Lázaro o domingo tortillero. Se cerraba el salón hasta Pascua y ese día había dos sesiones una antes de cenar y otra después. El domingo tornillero íbamos a correr la tortilla al campo, cuando éramos chavales todos juntos. Si hacía bueno íbamos a la fuente San Miguel, una pradera que tiene una fuente y luego un charco grande que recoge el agua del manantial, yo casi siempre juntaba los huevos con mi amiga Visita, nos lo hacía su madre para las dos; llevábamos tortilla, de postre naranja, orejas, flan (los menos) lo pasábamos bien. Las mozas y mozos también se reunían y preparaban merienda lo metían en cestos grandes y se iban al campo a comerlo y después a divertirse, al final alguno se ponía alegre con el vino y todo eran cánticos y voces por el pueblo. Pero pronto se fue perdiendo la costumbre, el pueblo mermo, muchas familias se marcharon y todo se fue acabando, los que quedamos nos reuníamos y lo hacíamos en una casa y lo pasábamos bien pero, no era igual ya no queda nada de todo aquello, lo bonito que era, ya no queda más que el recuerdo. El día de Pascua los amigos comíamos el aleluya unos en casa de los otros, por la mañana el día de pascua lo primero, ir a misa. Había encuentro o sea, procesión, se sacaba la virgen con un manto negro vestida, la llevamos a hombros las mozas, íbamos por diferentes calles que los hombres, que llevaban el corazón de Jesús, nos reuníamos en el ayuntamiento luego cantábamos el encuentro. Formábamos dos grupos de cuatro, unas al lado del la virgen y las otras del lado contrario, posábamos los santos en el suelo y a cantar decía así. Buenos días Virgen pura madre del divino verbo que haces aquí en esta calle vestida de velo negro.
Voy en busca de mi hijo al sepulcro donde muerto le encerraron entre llantos y suspiros y lamentos.
Pues tú Jesús, madre mía, te harán cesar tus tormentos que triunfante y muy glorioso se apareció a Juan y a Pedro.
De las llagas de sus pies de las llagas de sus manos manan rayos de luz pura y mil soles del costado.
De las garras de Satán ya quedamos libertados su resurrección gloriosa alegremente cantamos.
quita ese manto María cambia ya ese velo negro en celeste azul y blanco que está vivo tu cordero.
Deja de llorar paloma, la angustiada del calvario, torna señora tus ojos que está Jesús a tu lado. Tu alma se llenó de gozo al ver al resucitado, su triunfo, es triunfo tuyo y de todos los cristianos. Del sepulcro, ya glorioso triunfador, Jesús salió, ni los guardias lo impidieron que su poder les venció.
Con admirable valor, vida y muerte batallaron. Venció la vida a la muerte aunque estuvo sepultado.
Buenas pascuas, buenas pascuas tengan todos los presentes y el señor cura, el primero porque muy bien las merece.
Y al ilustre ayuntamiento también le felicitamos que pasen felices pascuas y a todo el orbe cristiano.
De rodillas nos postramos con verdadero dolor y pedimos a la Virgen nos de su bendición.
Luego, a continuación, ya íbamos a misa todos en procesión, a la iglesia, a celebrar la misa; por la tarde, al rosario, luego a divertirnos cada uno como quería.
EL MES DE MAYO
En la primavera si hacía bueno, en mayo que los días eran grandes, los lunes íbamos a lavar a la fuente de san Miguel un charco que está a un kilómetro del pueblo. Llevábamos la ropa en la burra, atábamos con una cuerda la cesta de la ropa y la taja, luego montábamos en la burra, se iba bien, pasábamos el día allí, tendíamos la ropa en la pradera y hasta que el sol se ponía. Regresábamos a asa con la ropa limpia, la merienda la habíamos comido y tan felices y a la semana siguiente volvíamos; iban las de Carbajal a lavar nos juntábamos muchas ¡vaya juerga! qué bien lo pasábamos; yo pienso que éramos felices y teníamos alegría. No teníamos una peseta, cuando había fiesta en Carbajal, Valdemora, que eran los que más cerca estaban , no llevábamos nada para gastar, no pensábamos más que en pasarlo bien; íbamos en el caballo de San Fernando, un rato a pie y otro andando, el baile era en la plaza o en las eras. De día se ponían puestos a vender chucherías, caramelos, avellanas y cacahuetes. Cuando fuimos niños, no se, yo al menos no tenía un duro y eso que nos daban los abuelos alguna vez. A mi hermano le daban más que a nosotras, sí a el le daban un duro a nosotras tres pesetas, imaginaros lo que podíamos comprar, todo costaba menos que hoy. Cuando ya éramos mozas no llevábamos nada a las fiestas, siempre había algún mozo que te invitaba a algo y luego nos reíamos y nos divertíamos a cuenta de ellos;
Había costumbres muchas costumbres religiosas, como novenas a los santos, pero la de más fervor era el mes de mayo y junio; en mayo se hacía el altar a la Virgen de la Inmaculada, había cofradía que se llamaba de las hijas de maría, que eran sólo las jóvenes, la insignia que teníamos que llevar era, una cinta azul cielo con la medalla de la Inmaculada colgada del cuello; había presidenta, tesorera y camareras estas, tenían la obligación de arreglar el altar y lavar los paños del altar (una servidora lo hizo muchos años). En el mes de mayo estaba la iglesia preciosa, poníamos el pabellón que cubría el altar mayor, una tela blanca con estrellas azules y a la parte de arriba llevaba una corona, más o menos esta era su forma, y todos los días íbamos a las flores a la caída de la tarde antes de rezar el rosario se cantaban unos versos que decían así:
Venid y vamos todos con flores a porfía, con flores a María, que madre nuestra es.
A ofrecerte venimos flores del bajo suelo con cuanto amor y anhelo señora tu lo ves.
Por ellas te rogamos si cándida te place las que en la gloria nacen, en cambio tu nos des.
Después rezaba el rosario el sacerdote y a continuación la novena a la Virgen, a la terminación había un grupo de cantoras que cada día contaban una canción diferente, subían al coro; también recitaban versos a la Virgen las niñas, sobre todo los domingos y días festivos, nos poníamos el mejor vestido que teníamos; a continuación voy a relatar el diálogo que una amiga recitó conmigo.
BLANCA Y PURA
Pura._ Cuanto, Blanca amiga mía, celebro encontrarte aquí, pues a buscarte venía. Blanca._ ¿Pura buscándome a mi? P._ Sí B._ ¿y en qué te puedo servir yo? P._ en ir a pasear conmigo. B._ Lo siento pero te digo que no puede ser, no. P._ Dirás más bien, no quiero la tarde está encantadora sin calor y sin viento. ¿pero, tu de dónde vienes ahora con ese ramillete lleno de flores de mil colores? B._ Pues hija, del campo vengo del campo de coger flores. P._ Qué olorosas y qué bellas son todas blancas a cuál más, sin duda las traerás para adornarnos con ellas. B._ ¡Ay! ka, ofrecidas están ya y quién la palabra da..... P._ ¿se puede saber a quién? B._ Sí, no quiero que lo ignores a la Virgen , a María. P._ A la Virgen que tontería, ¿qué quiere la Virgen flores? las del corazón prefiere. B._ Verdad es pero no quita también la virgen bendita, las flores del campo quiere, quiere que con devoción hagamos de ellas ofrendas porque estas flores son prendas de aquellas del corazón. P._ Pues siendo así amiga mía dame tus flores por Dios y vamos juntas las dos a ofrecérselas a María. B._ Aquí nos tienes María mas, quién a llegar se atreve, eres blanca, cual la nieve pura, cual la luz del día, venimos a darte flores, mas con ellas bienhechora recibe también señora, la flor de mis amores y pues eres blanca y pura y en alas de tu hermosura te ofrecemos la blancura de nuestra infantil pureza. Viva la Virgen Al finalizar el mes de mayo el último domingo hacíamos fiesta grande, confesábamos todas las hijas de María, era misa solemne cantada, entonces no era como ahora se hacía en latín, se cantaba la misa de ángelus, estaba bonito; poníamos alfombras en dos filas y nos colocábamos con el reclinatorio en ellas; por la tare procesión con la Inmaculada que, llevábamos a hombros, sacábamos el estandarte de la Virgen, los mozos llevaban el pendón, francamente era muy emocionante. Durante la novena hacíamos alguna fechoría desde el coro; una vez cogimos chinas pequeñas, antes de entrar en la iglesia, y cuando estábamos rezando el rosario se las tirábamos a los mozos, ellos miraban para arriba y nosotras como si no ocurría nada pero, cuando salimos de la iglesia nos dijo un mozo: muy gracioso niñas, no tiréis chinitas que hacéis daño a los que estamos debajo, para otro día tiráis caramelos que no hacen tanto daño al menos, son más sabrosos. Este es otro verso a la Virgen siempre lo decía una amiga mía, todos los años, no sabía otro y dice así:
Virgen María, esta mañana temprano fui por flores para ti, no las había lozanas por eso, me entristecí mas, después me he acordado que todo el alma es jardín por tanto, madre adorada ven y escógelas en mi, quisiera darte azucenas, rosas, violetas, jazmín, las quisiera grandes, buenas, como te gustan a ti ¡mas... si el mundo las marchita en su continuo vivir...! riégalas tu madrecita y así no podrán morir. Viva la Virgen
Como soy tan pequeñita y tengo tan poquita voz nadie me gana a decir ¡Viva la Madre de Dios! Como soy tan pequeñita y no tengo vestido blanco voy a decir a la Virgen que me haga uno de su manto. Viva la Virgen
Virgen santa, sí Virgen santa, no en casa lo sabía y aquí no. Viva la Virgen
DIALOGO ENTRE CARMEN E ISABEL
Carmen._ ¿No te parece Isabel que las flores que traemos son tan suaves y bonitas que han de llenar de contento a la purísima Virgen aunque vea las del cielo? Isa._ Estás en lo cierto Carmen. Yo creo que en este suelo hay también flores tan bellas que parece que nacieron en los divinos vergeles de los jardines eternos. Basta mirar nuestras flores para convencernos de ello. C._ Oye Isabel, ya que has dicho que flores hay en el cielo aquellos ángeles puros que nos guardan en el sueño, con que placer cogerán, con que cuidado y esmero las flores de tus campiñas. ¿Y la reina de los cielos, con que celestial sonrisa recibirá nuestro obsequio? I._ Sí, pero recuerda amiga que, mayo pasa muy presto y que llegará el otoño y después el frío invierno y que morirán las flores llevándoselas el viento C._¿Y entonces, qué ramilletes a nuestra madre traeremos? I._ ¿Qué ramilletes? pues, oye, en nuestras almas tenemos, un jardín siempre perenne que nunca se pone seco a no ser, que siendo malas su cuidado abandonemos y aunque en su loca carrera vayan pasando los tiempos siempre fecundo estará el jardín en nuestro pecho. C._ Mira Isabel si más claro no te expresas no te entiendo. I._ Pues quiero, Carmen, decirte que si ser buenas queremos y vivimos una vida según de Dios los deseos tendremos siempre mil flores que a María dé contento y esas flores tan preciadas de nuestra madre embeleso son las virtudes y dones que ofrecerá nuestro anhelo esa es la rosa de amor que hoy a la Virgen prometo la azucena blanca y pura de la pureza sin velo la siempreviva galana y la gratitud del pecho y la dulce pasionaria del amor y emblema tierno. C._ Qué bien hablas Isabel de santo gozo me lleno al pensar que también yo imitarte en eso puedo no quiero que pase día de mi vida en este suelo sin que a mi madre yo ofrezca las virtudes que apetezco. I._ Así, Carmen hay que hablar ya no me importa mi temor que venga sobre las flores haberlas puede aquí dentro vamos pues a nuestra madre y expongamos nuestro anhelo
Las dos de rodillas._ Tomad Virgen purísima las flores de este suelo con este ramillete a ti, Madre ofrecemos de nuestros corazones la vida por entero. Queremos ser muy buenas y así lo prometemos las flores de virtudes que brote en nuestro pecho y en tanto tu, piadosa emperatriz del cielo adórnanos de gracias que agraden siempre al cielo. Viva la Virgen
El último día de mayo, a la terminación de las flores, se cantaba las despedida a la Virgen hasta el próximo año y nos daba un poco de nostalgia bueno, las despedidas en líneas generales no son agradables. Decía así:
Coro._ Madre divina Madre de amor adiós Señora adiós a Dios.
Una sola._ Virgen hermosa aunque me voy contigo queda mi corazón contigo quiero siempre vivir y en un abrazo tuyo morir y en un abrazo tuyo morir.
Tu, eres mi madre tu, eres mi luz tu, eres mi encanto amparo tu eres bajo tu manto quiero vivir y en un abrazo tuyo morir y en un abrazo tuyo morir.
Coro._ Madre divina Madre de amor adiós Señora adiós a Dios.
Una sola._ Cuando el silbido dulce y fugaz de los placeres me incite al mal, no me abandones Madre de amor. Conserva puro mi corazón. Conserva puro mi corazón.
CANTICO A LA VIRGEN
Eres más pura que el sol más hermosa que las perlas que ocultan los mares ella sola entre tantos mortales del pecado de Adán se libro
Salve, salve, cantaba María que es más pura que tú sólo Dios desde el cielo una voz repetía más que tu sólo Dios, sólo Dios.
Eres más pura...........
con torrentes de luz que te inundad los arcángeles besan tus pies las estrellas tu manto circundad y hasta Dios con orgullo te ve.
Eres más pura..........
Por tu nombre en Lepanto vencía por tu fe vió el mundo Colón y en Otumba, Granada y Pavía e inmortal fue por ti su pendón.
Eres más pura........
Que al sentir de montaña en montaña la tormenta de noche rugir se te ve proteger a tu España de la luna en el disco salir.
Eres más pura.........
LLEGA EL VERANO
Acabado el mes de mayo en el de junio, también había novena al Corazón de Jesús, había más cofrades porque, entraban hombres y mujeres y de todas las edades. Durante ese mes la iglesia la atendían las señoras que eran de la cofradía y el último domingo de mes también hacían fiesta. Esas tenían más fondos y traían un fraile para predicar en la misa, les llevaba las perras y quedábamos igual pero la fiesta parecía más solemne. Se tiraban cohetes en la procesión, era emocionante, al menos lo vivíamos con ilusión, te ponías la mejor ropa y fiesta. Después de todo esto llegaba el verano y había que ir a coger la pepita ¡cómo currábamos todos! y había poco tiempo para ir de procesión, bastante la hacíamos por los caminos en la burra montados para ir a segar y demás labores, si se cogía poco trigo ese año no había trajes, ni zapatos (a pasar hasta la próxima cosecha) ¡qué duros eran los meses de julio y agosto! Teníamos que ir segar y después a acarrear con el carro de vacas, yo iba con mi hermano, toda la noche en el campo para traer la cebada y el trigo y al día siguiente a tender la trilla y a trillar. Así un día y otro hasta finalizar la tarea ¡Dios mío! que fatigas el mes de julio y agosto, que largos y que duros no se, como resistíamos. Cuando terminaba nos parecía mentira, después de tanto ajetreo estar a la sombra todo el día. Descansábamos hasta llegar la vendimia, esta era pocos días y más alegres, se pasaba mejor. Recuerdos de mi vida por Juliana González
martes, 29 de septiembre de 2009 a las 17:29
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La vendimia en Fuentes de Carbajal, por Juliana González
LA VENDIMIA
Esta era pocos días y más alegres, se pasaba mejor. Si nos apetecía nos dábamos la lagarada es decir, nos lavábamos la cara con uvas de tintorro, los que más pintaban los mozos a las mozas y si había otra cuadrilla cerca vendimiando nos picábamos los unos a los otros hasta liarse y untarse bien las cara con uvas, vaya melote, a mi en particular no me gustaba y si podía me escapaba y no me metía en el follón aunque me llamaran cobarde, no me importaba lo que quería era que no me mancharan.
Cuando al atardecer regresábamos para casa estábamos contentos porque dejábamos la faena para continuar al otro día, subíamos al carro y a cantar. Una decía así, si vendimiábamos para casa.
De quién es esta cuadrilla
cuadrilla de tanto rumbo
es la del señor Francisco
que lleva al sal del mundo.
Vendimiadora, vendimia bien,
que viene el amo y lo puede ver.
En la viña de nuestro amo
hay un árbol que da peras
con un letrero que dice
viva el amo y los obreros.
Vendimiadora, vendimia bien,
que viene el amo y lo pude ver.
Y ahora por despedida
pedimos a nuestra ama
que nos prepare la cena,
para irnos a la cama.
Vendimiadora, vendimia bien
que viene el amo y lo puede ver.
Antes de tener mis padres viñas íbamos a vendimiar para los vecinos, que eran los padres de Leo, eran buenos, nos daban de jornal 30 pesetas al día de sol a sol, pero nos trataban bien, no exigían nada en el trabajo, nos daban bien de comer. Siempre estábamos de broma, contaban chistes uno decía así (lo contaba Aureo) cuando el estaba en Valladolid decía que iba una señorita por la calle y llevaba la falda abierta por detrás y el la dijo: señorita cierre la despensa que le van a robar los jamones. Los chistes yo no los cogía bien para eso fui siempre despistada, pero veréis anécdotas alguna sí que me acuerdo; los días que teníamos de vendimia el amo nos daba de desayunar, comer y cenar, un día por la mañana estábamos desayunando, nadie decía nada, todos en silencio y una de las compañeras la más veterana dijo: muchas gracias. Todos nos quedamos porqué diría eso y lo repitió tres veces y ya la preguntamos pero ¿qué dices tonta? a quién das las gracias, pues muy fácil al gato que ha pasado por debajo de la mesa y me ha tocado con el rabo las piernas así que majo, cuando quieras repites.
La tartana que tenían los amos la llamaba el tilboril, era un carro pequeño con ruedas de madera con un aro de hierro, tenía toldo y asientos de un lado y otro y en él nos llevaba la comida y nada más que le veía ya nos avisaba, chicas ánimo ya viene el cocido y el amo con el tilboril.
Ella hacía talega con el amo, eso era de caerse de risa, le decía: ¿te das cuenta? nadie quiere hacer talega contigo porque atrapas todas las uvas que caen al suelo y luego bien y por eso se juntaban os dos y no lo hacían mal. Ella le acompañaba pero nos avisaba si se tiraba un pedo chicas allá va levantaba la falda y decía así marcha luego el perfume, lo lleva el aire.
Otro día llenamos los cestos de uvas, las suficientes para llenar un carro y llevaba algunos escogidos para madre, eran uvas para echar en la cuba para hacer el vino y fue Leo a descargar, su padre le dijo no te olvides los que llevas para madre y el contesto ya lo se yo no hace falta repetir tanto las cosas. Bueno llegó a casa y se puso a descargar los que quiso, casi todos y le dijo su madre ¿este año no escogéis para madre? quedó parado y dice pero si eran estas, veras ahora que sermón porque estábamos terminando un majuelo que siempre las escogíamos de allí y temía no llegar a tiempo y se hubiera acabado y así fue todo el camino corriendo el ganado y cuando llegaba cerca voceaba escojan pa madre, escojan pa madre una y otra vez, no le entendíamos y dijo su padre pero ese está loco, vaya manera de correr el ganado hasta que le entendimos dice que escojamos para madre pero ya no había para escoger allí. Menudo sermón que le dio su padre creo que, no se le olvidaría tan pronto porque, vaya coba que le dimos todos cuando se acabó la jornada y fuimos para casa. Su hermano le saco una canción que decía así:
Leo esta mañana
se montó en una carreta
y las uvas de la madre
las echo en la lagareta.
Marinerito apaga la vela
que está la noche tranquila y serena
la noche tranquila está
y mi marido no viene
quién será la picarona
que a mi marido entretiene.
También cantábamos otras que nos inventábamos, una decía así; íbamos con dos carros y nos tuteábamos de este modo:
El carro de delante
rueda que es un primor
porque las mulas que lleva
ya no las hay mejor.
Suben las cuestas corriendo
las bajan muy despacito
porque las mulas que lleva
mandan muchos corallitos.
Marinerito apaga.......
varias canciones
Levántate, morenita
levántate, resalada
levántate, buena moza
que ya viene la mañana.
A la entrada de mi pueblo
hay una piedra redonda
donde posan los cigarros
los mozos que van de ronda
levántate, morenita.....
A la entrada de mi pueblo
hay una hermosa laguna
donde se lavan las guapas
porque fea no hay ninguna.
Por esta calle a la larga
corre agua y no ha llovido
son las lágrimas de un mozo
que anoche le han despedido
En este pueblo no hay mozos
y si los hay no los veo
estarán en las cocinas
atizando los pucheros.
Recuerdo cuando vivía en mi pueblo, en la época de la vendimia, que ajetreo teníamos en casa, mis padres tenían viñedo, una partida un poco regular, cogíamos obreros para aguantar más a vendimiar porque, los de casa solos no podíamos para preparar la carga para el camión que, todos los días venía a recoger las uvas que durante el día se habían cortado. Había una familia en el pueblo que nos juntábamos para la faena, muchos años hicimos la vendimia juntos, ellos tenían más viñas que mis padres ¡vaya cuadrilla que nos juntábamos! hacíamos talega de dos en dos, nos reuníamos catorce que hacíamos siete cestos, imaginaos al día las uvas que cortábamos. Si la cosecha era buena daba gusto vendimiar, se llenaba la cesta enseguida para ir a vaciarla.
Recuerdo un año las uvas que en un día cortamos sólo las dos familias, llenamos ochenta cestos grandes, que hacían cuatro o cinco cestos cada uno. La viña se había apedreado el día ates de empezar la vendimia y las cepas quedaron sin hojas pero, tenían las cepas muchas uvas que cortar, daba pena verlo como quedó. Cogimos más de lo que esperábamos. Vendimiamos lo de mis padres primero porque estaba dañado, que gesto más generoso tuvieron nuestros compañeros, a mi no se me ha olvidado. Las viñas de ellos no tenían daño, estaban en otra zona y por eso la tormenta no les había tocado, durante el día cortábamos muchas uvas, pero vaya perolas de patatas que tenían que preparar las amas que quedaban en casa; para desayunar sopas y pimientos rojos, a mediodía cocido de garbanzos, para cenar patatas con carne o bacalao y que contentos íbamos a vendimiar, lo pasábamos bien, contábamos chistes, algún cuentillo también, lo que pretendíamos era estar alegres y terminar cuanto antes.
Al terminar la jornada del día, al regresar a casa, pedíamos la cena al ama para irnos a descansar porque al día siguiente teníamos que continuar con la misma tarea que los días de atrás.
El día que se terminaba que felicidad para quitar el uniforme y poderle lavar de lo sucio que estaba, las manos quedaban negras de coger las tijeras para cortar los racimos (que en ocho o diez días teníamos que cortar) así fueron nuestros trabajos que ahora puedo contar.
Pero ¡viva la vendimia! que hacíamos Tasio, Primi, Paco, Joaquín y Juliana en las viñas de nuestro pequeñito pueblo. Fuentes de Carbajal.
Por Juliana González
martes, 21 de julio de 2009 a las 21:49
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La niñez en Fuentes de Carbajal, por Juliana González
En mi niñez, desde que yo recuerdo, antes de empezar a ir a la escuela no hacíamos más que jugar, si que lo pasábamos bien, había muchos juegos infantiles (a mi me parece que más que en la actualidad) pero cuando se empieza a dar uno más cuenta de las cosas es, cuando va uno a clase; en aquella época no había más que una escuela en fuentes y era de niñas para los dos pueblos de Fuentes y Carbajal, éramos muchas niñas yo recuerdo, que estaba llena. La maestra ya era mayor cuando yo empecé, se llamaba Onorina y sí enseñaba y como no la daba tiempo para atender a todas, cada día ponía a una chica de las mayores para que nos enseñara a leer y hacer cuentas en el encerado. Si tocaba a una de Carbajal, nos trataba mal a las de Fuentes, nos pegaba con la regla y si era de Fuentes pegaba a las de Carbajal, en fin no aprendíamos nada. Yo, gracias a Dios, cuando fui a la escuela sabía las tres cartillas 1º, 2º y 3º, a leer me enseñaron en casa supongo, que sería mi madre de noche porque, de día no sobraría tiempo, porqué tenía más que hacer ¡sólo en coser! porque no duraba la ropa como ahora y había más necesidad. Había muchos juegos para entretenernos, entre ellos: la comba, a marro que, consistía en atrapar piedras grandes y amontonarlas, hacíamos dos campos dividido por una raya a la mitad, si éramos 20 niñas la mitad para cada lado, consistía en ir a robar las piedras al campo contrario, quien robaba más ganaba, pero si eras un poco torpe para correr te cogían prisionera y tenía que estar haber si alguien de las tuyas te rescataba. También jugábamos al castro, al diábolo que los había de goma, esos eran de goma, yo lo tenía de madera, casero, no había para comprar, se ataba una cuerda a dos palitos y así jugábamos. Con las niñas de Carbajal no hacíamos pacto, siempre en dos bandos; como nosotras estábamos en el pueblo nos creíamos más amas. La escuela de los niños estaba en Carbajal para los dos pueblos y allí tenían que ir los de Fuentes, como veis así vivíamos y tan felices. Yo fui una buena estudiante, me gustaba ir a clase y si no podía ir, por el motivo que fuera, me disgustaba. Todo lo que sé, que no es mucho, lo aprendí con Doña Feli de la Fuente en Carbajal, porque la que había en Fuentes no enseñaba nada y la escuela parecía un teatro, no hacíamos más que diabluras. Recuerdo una vez, en el mes de mayo, que estábamos rezando las flores y había dos que eran el demonio, todo lo entendían menos las letras, se llamaban Gloria y Federica (la verdad es que las picábamos las demás) se hicieron una careta de cartón, cada una y cuando estábamos rezando se la ponían, mirábamos para ellas y ¡vaya cine! todas a carcajada limpia, luego a ellas las castigaba la maestra, de esas, un montón. Otra vez yo estaba dibujando y la maestra estaba paseando por el pasillo y cuando llegó a mi lado, yo estaba canturreando con la permanente y los caracolillos, en el medio llevan los piojos amarillos se lo había oído a un tendero de Gordoncillo que, venía a vender por los pueblos y la primera casa era la nuestra y mientras ponía el carro en plan, lo cantaba y yo lo aprendí; la maestra se había hecho la permanente y pensó que se lo cantaba a ella, fue por la regla y la midió encima de mi, aquel día fue fatal, al terminar la clase, (lo mismo que al comenzar) se rezaba , nos pusimos de acuerdo y cuando dijo a rezar, levantamos el asiento del pupitre todas a al vez, vaya golpes, cogió otra vez la regla y nos midió a todas, hasta a Visita que nunca la había pegado ninguna maestra, de estas hay más que podía contar, pero sería un no parar. Últimamente vino otra maestra, esa sí nos enseño y me dejó asistir a la escuela hasta los 15 años, deje de asistir cuando vino al mundo mi hermana Maruja, dejé las clases para siempre, hacía falta en casa para hacer las labores y ayudar a mi abuela, que era mayor y no podía con todo el peso de la casa. En aquella época por las navidades se reunían las familias para celebrar los días señalados, nochebuena, nochevieja y demás fiestas, también nos juntábamos los vecinos, se cantaba, se bailaba, se contaban chistes y a la terminación, una de las veces se hizo chocolate en casa de Maria, nos juntábamos muchos estaban: Primi, Paco y Socorrito y su hermanos y parte de ellos fueron a las eras a comerle, pero la cocina y el pasillo quedó para el día siguiente limpiarlo. ¡que años aquellos! que felices éramos, nos divertíamos a nuestra manera, pero lo pasábamos bien y al otro día lo comentábamos.
Juliana González Recuerdo que, aun siendo yo una niña, quisieron cambiar la fiesta del pueblo que se celebraba en enero, el día 22 San Vicente, y la gente no se puso de acuerdo; unos querían según la tradición y otros poner a San Cipriano porque era mejor tiempo, no hacía frío como en enero y San Cipriano es en septiembre; unos que sí, otros que no, el pueblo se dividió a la mitad y cada cual celebraba la suya, ese día no se hablaban unos con los otros. En mi familia éramos de la tradicional, San Vicente, ese lío duró muchos años, me case yo y aún seguía, hasta que se convencieron, porque además se había marchado algunas familias del pueblo, porque no tenían futuro y quedaba poca gente en el pueblo. Pero triunfó San Vicente, siempre había más fiesta porque hasta a los pueblos vecinos, les llamaba más ir a esa fiesta que a la otra, aunque era mejor tiempo como ellos decían, que no había barro y se podía ir en zapatillas, no hacía falta zapatos, ni abrigo, pero lo cierto es que fue verdad, duró años parte de mi niñez y toda mi juventud, estaba yo casado y con los tres hijos cuando dejaron a esos dos santos en paz y pusieron a San Isidro Labrador, que en la actualidad es la que se celebra. En fin, todo aquello ya paso pero no se olvida nunca, que pena me da, no me queda más que ver las dos casas cerradas donde yo nací, viví y disfrute del cariño de los míos que dejaron de existir. Parece mentira que de seis hermanos nadie quedó allí, sólo nos quedan los recuerdos de haber nacido allí, en Fuentes de Carbajal, que de allí viene nuestra sangre, nuestras costumbres y raíces tan profundas que no podemos arrancar jamás. Mis raíces son de allí, mis abuelos paternos eran de Carbajal y se llamaban Antolín y Margarita, yo no los conocí pero su casa donde vivieron, si que existe, en la actualidad no tengo recuerdo de ellos. Los abuelos maternos, los de Fuentes, se llamaban Julián y Venancia de ellos si que tengo recuerdos, contaría muchas, se podría hacer una historia, viví con ellos veinte años, si me regañaban me daba igual, al otro día allí que volvía haber si cogía algo a la hora de la merienda, lo que ellos me daban sabía a gloria. Teníamos unos vecinos muy buenos siempre nos llevamos bien pero sobre todo una, ¡qué buena era! tenía ovejas y en la época de hacer el queso, siempre fui mucho por allí pero esa temporada (yo sabía más o menos la hora de hacer el queso) y yo iba haber como lo hacía, lo cierto es que así aprendí como ella lo hacía y me daba a comer cuajada, con la que hacía el queso. Así que, cuando me acordaba allá que iba yo, la quería mucho, pasaba muchos ratos allí, me contaba cosas de su época, anécdotas, cuentos, de algunos me acuerdo. Uno decía así:
Eran tres hermanas y tenían novio, las tres habían estrenado, una un anillo, la otra unos zapatos y la otra unos pendientes, fueron a verlas los novios. Ellas no sabían como enseñar los estrenos y entonces: la del anillo dijo, señalando con el dedo donde tenía el anillo puesto, una araña; y la de los zapatos dijo, con el pie, matarla; y la de los pendientes añadió moviendo la cabeza no, dejarla, dejarla y de ese modo enseñaron cada cual su estreno a su novios.
Juliana González
lunes, 20 de julio de 2009 a las 21:23
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