Historia de Santomera
La historia de Santomera es un mar de incertidumbres. En los yacimientos de la Sierra de Balumbar y el Cabezo de la Mina hay constancia de asentamientos argáricos (2.000 años a. d. Cristo) e ibéricos, pero existe un vacío histórico durante los períodos romano, visigodo y musulmán. El topónimo Santomera aparece por primera vez en el año 1272 como uno de los 'pagos' de la acequia de la Aljufía que Alfonso X repartió entre los castellanos y, sobre todo, catalanes, que le apoyaron en la conquista del Reino de Murcia.
No obstante, se desconoce aún el origen y significado de Santomera. Bernardo Espinalt indica que estuvo habitada por la tribu almorávide de los Homiritas y algunos autores piensan que el topónimo es, eliminando el diminutivo, una derivación de ese término.
Otros apelan al apellido de Abu Omar, jurisconsulto en Quesada, aunque también se la relaciona con el significado del término griego Omero: lugar de reunión o convención. La teoría más generalizada es que, en cualquiera de los casos, el prefijo 'Sant' -de origen catalán- debió agregarse tras la rendición de los musulmanes. Espinalt cita la posibilidad de que existiera plata en un cabezo cercano: "El celebrado monte vecino de la Cueba con el caserío de este nombre, asoma vestigios de haber sido penetrado en tiempos remotos.
Tiene calles subterráneas que se comunican y diferentes bocas de salida y entrada. Haya o no sido estímulo de la plata u otros metales, el artificio orado y penetro, comen tiempos de Aníbal". Su situación, en los límites de la frontera con el Reino de Aragón, determinó que la evolución del caserío o alquería fuera tan lenta y tardía que hasta 1785 no llegó a figurar como población con alcalde pedáneo. Hace 200 años, Santomera tenía censados 500 habitantes y dependía de la jurisdicción eclesiástica de Beniel. En 1794 consiguió segregarse y dispuso de vicaría con cura propio.
La Constitución promulgada por las Cortes de Cádiz en 1812 indujo a los santomeranos a vivir el sueño de la libertad y lograron tener Concejo propio durante apenas un año. Otros tres intentos fueron necesarios para conseguirlo definitivamente, ya que el absolutismo de Fernando VII y las dificultades planteadas por el Ayuntamiento de Murcia forzaron a sus vecinos a pedir la supresión. Finalmente, el 29 de septiembre de 1978, se hizo realidad el sueño.
miércoles, 26 de mayo de 2004 a las 0:00
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