Querido Samartín
 Desde el domingo 23 a las 11 de la noche tengo la sensación de vivir un mal sueño. No puedo quitar de la cabeza el paisaje desolador de nuestro valle, ni la imagen de la casa de mis abuelos caída, quemada, llena de escombro y cenizas. Intermitentemente afloran los recuerdos de cosas que había dentro. Hoy, no sé porqué, me acordé de un rosario que tenía mi abuela colgado de la cama de su habitación. Me la imaginé acostada pero despierta, temprano, como cuando llegaba el invierno y se metía en la cama al anochecer porque el día le rendía tanto... Con el rosario allí colgado, que seguramente le daba cierta tranquilidad.
Me vienen a la memoria los sitios donde estaban los interruptores de la luz, lo que había en los armarios. Lo que guardaba mi abuelo en la tienda. El vestido de mi novia de mi madre. EL traje de la mili de padre, en el baúl. Las fotos de todos los primos juntos en la tienda, de las bodas de mis tías y de mis padres, la de la comunión de mi padre, la de cuando mi padre iba a la "Academia" de Tineo. Una trenza de lana que le hice a mi abuela cuando era pequeña. Las piñas barnizadas que mi abuela ponía de adorno en la escalera. La cocina, con todos los cacharros de mi abuela, la cocina de carbón, el armarín de las especias del que una vez cogí una guindilla pensando que era un "pimientín". La puerta de la terraza, el ule de la mesa, la panera del pan.
No lo puedo quitar de la cabeza, tengo miedo de que se me acabe olvidando cómo era todo... Qué pena tan grande tengo, cuántos recuerdos, cuánta vida quedó allí dentro sepultada y perdida para siempre.
El sentimiento de ver vacío Samartín es muy duro, pero imaginar el pueblo sin esa casa para mí es como si me hubieran arrancado el pasado de golpe.
Quiera Dios que nos repongamos todos pronto para volver a recuperar un poco de todo aquello, que el verde sustituya al negro y que cojan a los causantes. Quiera Dios que eso nunca más vuelva a pasar.
Hoy Samartín no está vacío, está desolado.
jueves, 10 de noviembre de 2011 a las 20:30
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Querida casa de San Martín
 Me han emocionado tus palabras, Manolín. Tienes razón, no sólo se ha quemado una casa, se ha quemado un mundo de recuerdos, de ilusiones, de esperanza, de abrigo. Un montón de platos calientes del exquisito pote de Amparo, que todo el que necesitó siempre tuvo. Se han quemado las huellas de miles de personas que por allí pasaron y encontraron un hogar cálido, en aquella cocina en la que había sitio para todos. Se han quemado las paredes que guardaban pensamientos y sentimientos de cuanta gente allí se cobijó. Aunque estuviese vacía, aún perduraba en ella el olor a café recién hecho que dormía entre sus viejas paredes. Se ha quemado la voz de Paco padre y de Paco hijo, siempre atenta a complacer y a tener una palabra de aliento para el que la necesitase. Se ha quemado el espíritu de Amparo que siempre con su mandil impecable paseaba de la cocina a la huerta y de la huerta a la cocina, mientras su pote, obediente, parecía que sabía bien lo que tenía que hacer. ¿Cómo se puede recuperar tanta pérdida?, ¿cómo? Yo no lo sé. Es fácil construir una casa, llenarla de todo lo que es necesario para hacerla habitable pero, ¿dónde habrá ido a parar la felicidad que en ella vivía?, ¿a dónde habrá ido, Amparo, a dónde habrá ido, Paco, a dónde? No quiero que me pase el dolor. No quiero olvidarme del olor que subía de la huerta en cualquier época del año. No quiero. No, no quiero que nunca se me olvide ni uno sólo de los rincones que se forjaron a lo largo de tantos años en ti, querida casa de San Martín.
Ycíar Rodríguez Bernardo
sábado, 05 de noviembre de 2011 a las 22:02
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Abuelo, lo que el fuego no puede quemar
Abuelo, hoy te escribo esta carta con lágrimas en los ojos, nuestro querido pueblo .... Desde el cielo, sabrás lo que siento, tú siempre me entendiste y siempre supiste lo que yo sentía.
Sabes abuelo, "Mabelina", como cada año, va a ir a verte, y voy a contarte mis cosas como siempre, tú siempre me escuchaste y se que lo sigues haciendo, porque cada vez que vuelvo de San Martín, me siento mejor
La casa está quemada, pero tranquilo abuelo, que nuestros recuerdos nunca se van a ir.
De cada verano, tengo muchos recuerdos,y fueron muchos los que pasé ahí.
Hoy me aferro más que nunca a lo que me diste poco antes de morir y a lo que me dijiste ese día.
El fuego no puede quemar los sentimientos, ni el pasado.
sábado, 29 de octubre de 2011 a las 15:06
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ADIOS A MI CASA DEL ALMA. LA CASA DE PACO Y AMPARO DE SAN MARTIN
Como todo sabéis, el pasado domingo 23 de octubre, la mano criminal de algun terrorista ecológico, prendiendo fuego, ha asolado nuestro querido Valle del Oro, en especial, San Martín del Valledor.
Cuando el pasado lunes me acerque a mi querido pueblo, la tristeza, la impotencia y las lágrimas se apoderaron de mi de tal manera, que no puedo menos que maldecir al Hijo de P... que ha acabado con un valle, con un pueblo y con la casa que tanto quise y amé y en la que pase los mejores dias de mi vida.
Tuve la bendita suerte de legar a San Martín con pocos meses de vida y gracias a mi abuela Amparo que me tuvo en su regazo muchas noches sin moverse he logrado sobrevivir y pasar de ser un sietemesinos a un paisano cerca de los cincuenta.
Pescadores, maestros, sacerdotes y sobre todo vecinos y visitantes siempre tuvieron la puertas de nuestra casa abiertas de par en par.
El domingo se han cerrado para siempre. Ya no podre/mos volver a sentarnos en la tienda, recordar a mis abuelos, lo mucho que trabajaron para sacar su vida y la de los suyos adelante. Toda la lluvia que esta cayendo es infinitamente menor que las lágrimas que he derramado estos días por la desaparición de mi casa y por lo ocurrido en La Torre.
El pueblo que algun día fue referencia del maravilloso Valle del Oro, lo ha convertido un terrorista en un Valle del Infierno.
Espero, y así debería ser, que todos colaboren para dar con el que ha realizado este atentado natural y que sea juzgado como debe ser.
Solo me queda dar las gracias en nombre de los míos y en el mío propio, por las muestras de cariño que mi madre - sobre todo- ha recibido estos días tan tristes para todos.
Se ha ido mi casa del alma, Y SE HABÍAN IDO mis abuelos, Angelito, Antón, Rogelio, Isabel, Pepe, Ramona, etc...
Que pena y tristeza que todo haya acabado así.
Desde Tineo. PACO VALLEDOR. Nieto de Paco y Amparo.
jueves, 27 de octubre de 2011 a las 19:40
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Fuego en el Valledor
Aún no he podido ir a ver el desastre, me acabo de enterar, ha quemado casi todo el Valledor. El fuego ha sido especialmente virulento en San Martín, según me dicen se ha quemado la Escuela (donde yo asistí a clase durante toda mi enseñanza primária), que estaba recientemente rehabilitada, la casa de Paco, antaño emblemática cantina del Valledor, con ella se queman infinidad de recuerdos de todo el valle, la Casa del Cirujano y panera, pertenecientes al recinto de la Torre del Valledor, y la casa de Muña. Sin duda un golpe fatal para el pueblo de Samartín.
Me encuentro desolado, sólo me que dan energías para manifestar mi REPULSA a quien haya sido el causante del incendio.
lunes, 24 de octubre de 2011 a las 10:55
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